Convivir exige un gran esfuerzo, exige el esfuerzo de comprender al otro. Si no somos capaces de ponernos en el lugar del otro, de esforzarnos por comprenderlos, naturalmente la convivencia va a terminar en disputas de egoísmos. Somos personas y por lo mismo hay una diversidad enorme de pensamientos, de visiones, de ideales, de aspiraciones, de criterios, de puntos de vista, de opiniones. Y es bueno que sea así. Esto enriquece la condición humana. Sería fome el mundo si todos pensáramos exactamente lo mismo, si todos sintiéramos exactamente lo mismo, si fuera una monotonía de repetición de todos a una voz que condujera. La riqueza está en esta diversidad.

Pero la diversidad tiene que fundarse en el respeto a la dignidad de cada persona y en el reconocimiento del derecho al otro de pensar distinto que yo, de tener otra visión, y en el esfuerzo de tratar de entenderlo.

Patricio Aylwin, enero 1992.

La Fundación Patricio Aylwin pone a disposición de la comunidad escolar pre básica y básica, el Programa “Vivir es convivir”, cuyo objetivo esencial es motivar la conversación entre niños y niñas en torno a temas que tienen que ver con la convivencia y, a partir de ahí, hacerlos tomar conciencia del valor que tiene el conocer y respetar al otro, como base de una sociedad democrática.

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