Esta fue la pregunta que muchos chilenos se hicieron el 8 de junio de 1971, hace 50 años, al conocer la noticia de que el exministro de Obras Públicas, Economía e Interior del presidente Eduardo Frei Montalva, había sido asesinado.

Una pregunta que Patricio Aylwin buscó responder en un discurso pronunciado el 13 de junio. 

“En Chile, hace años que se viene haciendo una siembra de odio que viene patrocinando la violencia, la guerra armada, el fusil y la metralleta, como el instrumento de la revolución”.

Extracto del discurso de Patricio Aylwin

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Durante el año 1971 Chile vivió bajo un clima de violencia generalizada; prácticamente no hubo un mes en que no hubiera que lamentar una o más muertes provocadas en enfrentamientos o por hechos delictuosos. De todas ellas, la que causó mayor conmoción fue la de Edmundo Pérez Zujovic, exvicepresidente de la República, asesinado el 8 de junio cuando se dirigía a su oficina, en su automóvil, acompañado de una hija.

Edmundo Pérez había sido ministro de Obras Públicas, luego de Economía y, finalmente, del Interior, del presidente Eduardo Frei Montalva. Durante su desempeño en esa última cartera se produjo en Puerto Montt, a mil kilómetros de Santiago, un desgraciado incidente con motivo de la toma de unos terrenos urbanos en el lugar denominado Pampa Irigoin, que Carabineros repelió dejando varios muertos y heridos. El ministro, que solo supo del suceso después de acontecido, asumió con hombría su responsabilidad.

La izquierda convirtió a Pérez Zujovic en el principal blanco de su campaña denigratoria contra la DC. Sus calidades de amigo íntimo de Frei, de antiguo dirigente democratacristiano y de empresario con éxito, dieron motivo para la maledicencia pseudo revolucionaria. Se procuró simbolizar en él al burgués enemigo del pueblo. Calificándolo de «el asesino de Pampa Irigoin», los órganos de comunicación y muchos dirigentes de la UP no perdieron ocasión para injuriarlo. Aunque había sido amigo personal de Allende, éste no hizo nada por detener esa campaña.

A partir del momento mismo del crimen, el oficialismo procuró encuadrarlo dentro de su esquina habitual de «la escalada sediciosa contra el Gobierno Popular». El presidente Allende lo denunció como «una deliberada provocación destinada a alterar la marcha institucional» del país, «con el fin de evitar que el pueblo, por la vía democrática, lleve adelante los cambios sociales». Comparó este asesinato con el del general Schneider y dijo que «el móvil, en los dos casos, es el mismo: provocar una sensación de caos en un desesperado esfuerzo por alterar la normalidad». Se declaró a Santiago zona de emergencia, se estableció el toque de queda y se impuso cadena nacional obligatoria de radios, de manera que no se pudieran trasmitir otras informaciones que las oficiales.

El 13 de junio, Patricio Aylwin pronunció un discurso en que rindió un homenaje al camarada Pérez Zujovic e hizo un análisis político de los hechos que estaban ocurriendo en Chile.