El 13 de septiembre de 1955, Clotario Blest, en ese entonces Presidente de la Central Unica de Trabajadores, escribió a Patricio Aylwin, una carta en que le expresaba sus agradecimientos “por sus inapreciables servicios profesionales prestados a nuestros compañeros que fueron detenidos y apresados por orden del Gobierno en uso de las facultades que le otorga la aborrecida Ley llamada de Defensa de la Democracia. El solidario gesto de Ud. ha comprometido hondamente nuestra gratitud y la clase trabajadora no olvidará una manifestación tan magnífica de confraternidad”. Ver documento aquí.

En diversas ocasiones, siendo Presidente de la República, Patricio Aylwin destacó la figura de Clotario Blest como un líder sindical y sobre todo, como un hombre de profunda vocación cristiana.

“Don Clotario Blest fue un testimonio de un hombre entregado a sus ideales, de profunda formación cristiana. Él trató de vivir sus principios y por eso sacrificó oportunidades de una vida holgada. Fue un gran luchador, vivió en pobreza. Creo que es un ejemplo de un hombre consecuente con sus principios”. (Palabras de Patricio Aylwin, Presidente de la República, con motivo del fallecimiento de Clotario Blest, 31 de mayo de 1990).

“Creo que es oportuno, en este momento, rendir homenaje a los grandes líderes, o a las personas que con su acción fueron los máximos representantes del sindicalismo chilenos, o hicieron en el pasado con sus ideas un aporte fundamental para la defensa de los trabajadores.  Me refiero, especialmente, a Luis Emilio Recabarren, al Padre Alberto Hurtado, a Tucapel Jiménez, y a quien fue un símbolo de los trabajadores chilenos, y solo, anciano, después de entregar toda su vida a la causa de los trabajadores, nos abandonó en el año último: a don Clotario Blest”. (Discurso de Patricio Aylwin, Presidente de la República en acto de celebración del “Día del Trabajo”, 1 de mayo de 1991).

“Podrían recordarse aquí muchos nombres ilustres de sacerdotes, de políticos y de dirigentes sindicales que, inspirados en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, prestaron valiosos servicios al país.  Permítanme sólo recordar, entre los religiosos, al Padre Fernández Pradel, al Obispo don Manuel Larraín y al Padre Alberto Hurtado.  Entre los políticos, al doctor González Cortés, a Bernardo Leighton, al doctor Cruz-Coke, a Eduardo Frei.  Y entre los hombres de trabajo, dirigentes sindicales, a uno, muerto recién no hace un año, cuya vida encarnó, como verdadero ejemplo, la vocación cristiana al servicio de sus compañeros trabajadores: don Clotario Blest”. (Discurso de Patricio Aylwin, Presidente de la República, en ceremonia aniversario de la Encíclica “Rerum Novarum”, en la Universidad Católica de Valparaíso, 27 de mayo de 1991).