Actor relevante en el largo y difícil proceso de la recuperación de la democracia, a partir de 1978 Cumplido participó activamente en el Grupo de Estudios Constitucionales, conocido como “Grupo de los 24”, integrado por un conjunto de chilenos que, en respuesta al proyecto constitucional de la dictadura, decidieron conformar un grupo para asumir el deber ineludible e impostergable de emprender el examen y debate de las ideas básicas que contribuyeran a alcanzar un acuerdo democrático que fuese el fundamento de la futura institucionalidad chilena. 

Tenaz opositor a la “Constitución del 80”, con realismo planteó, junto a Patricio Aylwin, que en un régimen autoritario una Constitución era mejor que ninguna. Tras el triunfo del NO en el plebiscito de octubre de 1988, “don Pancho” participó en las negociaciones de reformas constitucionales, advirtiendo que no era el momento de forzar o exigir cambios radicales, ya que lo que estaba en juego era buscar fórmulas que permitiesen avanzar en el proceso de consolidación de la futura democracia. 

Como ministro de Justicia durante los cuatro años del gobierno de Aylwin, el enfoque básico de Cumplido fue contribuir a la plena garantía y vigencia de los derechos humanos. Tuvo un rol relevante en la creación de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación y sus posteriores recomendaciones respecto a las medidas de reparación. 

También le correspondió analizar cuidadosamente el diseño de las estrategias y políticas destinadas a avanzar en la búsqueda de justicia para los presos políticos de la dictadura militar.

Este fue el origen de las Leyes Cumplido, tres proyectos de ley elaborados por el Ejecutivo que estaban relacionadas entre sí y tenían en común la justicia y la defensa de los derechos humanos. Respondían al imperativo ético-moral asumido por la Concertación y a la necesidad de ajustar la legislación penal y procesal a la Constitución ya reformada y a los tratados internacionales. 

Hombre de gestos y actitudes calmas, metódico, sencillo y estudioso, Francisco Cumplido se destacó en el ámbito académico como profesor e investigador. Como servidor público aportó con el conocimiento y rigor de quien sabe que el mayor error que se puede cometer es engañarse a sí mismo.