Con motivo del fallecimiento de José De Gregorio Aroca, la Fundación Patricio Aylwin recuerda al leal y activo militante del PDC, un hombre íntegro y consecuente con los principios del humanismo cristiano.

José de Gregorio nació en 1930 en Talca, en una familia muy modesta. Cuando apenas tenía 11 años, su padre falleció y, siendo el mayor de los hijos, tuvo que combinar sus estudios con el trabajo en una oficina de propiedades, para así poder ayudar en el sustento de la familia.

El año 46 ingresó a la Falange Nacional, cuando tenía 16 años. Además, pertenecía a la Acción Católica de Jóvenes, marcada en esos tiempos por las encíclicas sociales, sobre todo la Rerum Novarum (1891) y Quadragesimo anno (1931). 

Años después, recordaría esa época como “muy difícil, pero muy rica en el sentido de la amistad, el conocimiento, las aspiraciones, la vocación de uno en lo que respecta al colegio y a la Falange.” (*)

En la Falange tuvo ocasión de conocer a sus fundadores: Eduardo Frei Montalva, Jorge Rogers, Manuel Garretón, Ignacio Palma y Bernardo Leighton, quienes fueron muy inspiradores. También comenzó a leer textos sobre el pensamiento humanista cristiano, base doctrinaria de la Falange. En especial, artículos y libros de Frei Montalva, Alejandro Magnet, Jaime Castillo y Julio Silva Solar.

En octubre de 1960 José De Gregorio fue por primera vez secretario nacional del Partido, en una mesa dirigida por Eduardo Frei Montalva. Volvería a ocupar este cargo en múltiples ocasiones, bajo distintas presidencias, hecho que lo convierte en uno de los democratacristianos que más tiempo ha sido parte de una mesa directiva. Fue por tanto un actor y testigo privilegiado del debate interno de un Partido que en las décadas de los 60 y 70 enfrentó una etapa crítica de la historia del siglo XX. 

Como secretario nacional, De Gregorio tuvo a su cargo todas las labores propiamente administrativas, además de la comunicación con las bases, con los presidentes provinciales y comunales y, a través de ellos con los militantes del partido. Consideraba que “la secretaría era el alma y la vida del Partido, era muy importante. Movilizaba, mandaba las instrucciones emanadas del Consejo Nacional del Partido, era una cosa muy vasta que había que ejercerla con dedicación el día entero. Me entregué mucho, me gustó ejercer ese cargo porque me fue muy bien. Conquistar el aprecio de mucha gente, mucho camarada del Partido que realmente veía que había una dedicación por las bases, por la organización del Partido y por sus ideas que estaban en su programa o ideología. Fueron 17 años muy constructivos y de muy gratos recuerdos.”

Tras el golpe de Estado, De Gregorio estuvo preso cinco días. Optó entones por dedicarse a trabajar en el sector privado, en una de las empresas vinculadas a la Democracia Cristiana, para sostener a su familia. Pese a las restricciones impuestas por la dictadura, siguió ejerciendo como secretario general administrativo del PDC, participando junto a muchos otros camaradas en diversas reuniones y encuentros, buscando en todo momento salvar el “alma y cuerpo del Partido”.

De esos difíciles años recuerda que “se buscaba mantener un diálogo con todos nuestros dirigentes y militantes en todas partes, eso fue fundamental para conseguir que nosotros siguiéramos. Contando con una importante adhesión de las fuerzas opositoras y encabezando la oposición, porque después se sumó gente de la derecha, obviamente los socialistas, los comunistas, radicales, todos esos se fueron sumando y nosotros de alguna manera, digo de alguna manera, éramos la cabeza de toda esa oposición a Pinochet. Yo quería que volviera la democracia y que fuera elegido don Patricio Aylwin Presidente de Chile, que contáramos desde luego con un país donde las fuerzas políticas fueran sin divisiones odiosas dentro de la política nacional, que pudiéramos conquistar la confianza y la amistad de los otros partidos que también estaban en situación paralela o parecida a la nuestra.”

Durante los gobiernos de Aylwin y Frei Ruiz Tagle, De Gregorio fue presidente de la Polla Chilena de Beneficencia. “Creo que hicimos un papel muy serio y sobre todo muy correcto, no tuvimos ninguna falla. Yo tenía un directorio donde había gente incluso pro derechista y gente también del sector de la izquierda, y siempre actuamos en forma bastante eficiente para mirar los intereses de la empresa, cosa que lo conseguimos y nadie nos puede decir lo contrario.”

José De Gregorio permaneció siempre vinculado al PDC, siendo uno de los integrantes del grupo autodenominado “Los Cardenales” integrado por connotados camaradas que hasta el día de hoy se reúnen cada quince días para dialogar y reflexionar sobre distintas materias, siempre a la luz del pensamiento humanista cristiano. 

Fue un servidor público a cabalidad, que dio un testimonio de desprendimiento personal y compromiso con sus valores. Junto a su mujer, María Rebeco, quien siempre lo acompañaba, formó una gran familia a quienes la Fundación entrega sus condolencias.

 

Fundación Patricio Aylwin

 

(*) Las citas corresponden a una entrevista realizada por Valentina Celedón Meneghelo, en agosto de 2015.