Legado de un Republicano, centenario de Patricio Aylwin

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Quizás lo primero que recuerden varias generaciones de chilenos sobre Patricio Aylwin es que fue el primer Presidente de la República elegido democráticamente después de 17 años de dictadura militar. Pero su vida indudablemente recorrió un camino lleno de hitos, como ser un destacado alumno de liceo en San Bernardo, miembro fundador del Partido Demócrata Cristiano, académico de la Universidad de Chile, Universidad Católica e Instituto Nacional, abogado, Presidente del Senado y uno de los protagonistas de la transición pacífica a la democracia, además de esposo, padre, abuelo y bisabuelo. 

Conozca aquí la historia personal y pública de Patricio Aylwin

Infancia y época escolar

El abogado, académico,  político y Ex Presidente de Chile, Patricio Aylwin, nació en Viña del Mar el 26 de noviembre de 1918. Su padre, Miguel Aylwin Gajardo, proveniente de la zona de Constitución, fue profesor y abogado, masón y presidente del Centro Liberal de Santiago. En 1924 ingresó al poder judicial, llegando a ser presidente de la Corte Suprema de Justicia en 1957.  Su madre, Laura Azócar Álvarez, oriunda de San Fernando, fue una mujer católica de gran sensibilidad por los problemas de la gente y tuvo especial influencia en la formación de sus cinco hijos: Patricio, Carmen, Andrés, Arturo y Tomás. Ambos padres inculcaron en ellos la vocación por el servicio público, la justicia social y el respeto a la dignidad del hombre.

Gran parte de la niñez y juventud de los Aylwin Azócar transcurrió en San Bernardo, donde la familia llegó a vivir a fines de 1928 a una casa quinta ubicada frente a la Maestranza de Ferrocarriles, que pasó a ser un lugar de encuentro familiar hasta la muerte del progenitor en 1976.

Patricio y sus hermanos estudiaron en el Liceo de Hombres de San Bernardo:
“Fui desde joven un relativamente buen estudiante y un muchacho intensamente preocupado de lo que ocurría en Chile y en el mundo, con gran sentido de lo que después se llamó ‘justicia social’ y con cierta dosis de rebeldía contra el orden existente.” (Cita de Patricio Aylwin en El reencuentro de los demócratas,Ediciones Grupo Zeta, 1998)

Sus años en el liceo fueron intensos. Junto a otros jóvenes fundó la Academia Cultural Magallanes Moure, fue miembro del Club de Ajedrez, así como promotor de diversas actividades de carácter social. También participó en la elaboración de los estatutos del Centro de Alumnos y Ex Alumnos del Liceo de Hombres de San Bernardo.

En 1935 Patricio Aylwin cursó su último año de humanidades en el Internado Nacional Barros Arana. Para entonces, su vocación humanista ya era evidente y se expresaba en sus primeros escritos, que muestran la influencia de libros como Subsole y Subterra de Baldomero Lillo, Los Miserables de Víctor Hugo, y La Historia de los Girondinos de Lamartine.

Cuando tenía 7 u 8 años, mi abuelo materno me decía: ´Tú vas a ser Presidente de la República´. Creo que lo mismo le decía a todos los nietos.” (Cita de Patricio Aylwin en El poder de la paradoja, Uqbar editores, 2013)

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Época universitaria y vida académica

Tras rendir su bachillerato, en marzo de 1936 Aylwin ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Alumno destacado, sus años universitarios estuvieron marcados por su compromiso con la sociedad. Junto a otros estudiantes de derecho fundó la Academia de Estudios Jurídicos y Sociales; integró la Comisión Proyecto de Reforma del Reglamento y Plan de Estudios de las Escuelas de Derecho; fue Secretario de la Comisión Redactora del Código Orgánico de Tribunales; fue miembro del comité organizador del Centro de Estudios Sociales, creado para ayudar a solucionar los problemas de los vecinos de San Bernardo; también formó parte del Centro Cultural Ariel de San Bernardo, y lideró el Comité Universitario Pro Defensa de la Dignidad de Chile.

“Pero ¿nada más que al estudio debemos consagrar nuestros esfuerzos? En torno nuestro hay problemas que se agitan, hay dolores que gimen, hay injusticias que claman. ¿Podemos permanecer ante ellos indiferentes? Urgen las soluciones, el tiempo apremia.” (Fragmento del discurso de Patricio Aylwin con motivo de la inauguración de la Academia de Estudios Jurídicos y Sociales, noviembre de 1939)

Los artículos y ensayos que escribió en estos años, muchos de ellos publicados en el periódico La Idea de San Bernardo, muestran a un joven que, enfrentado a los cambios que el mundo está viviendo, se pregunta ¿Qué hacer? ¿Cómo enfrentar estas circunstancias?

“Si queremos ser hombres de verdad tenemos que optar por la justicia y tender efectivamente a conseguirla.” (Fragmento del ensayo de Patricio Aylwin titulado “Definiendo Posiciones”, 1940)

En junio de 1943 Patricio Aylwin entregó su memoria El juicio arbitral, calificada como “sobresaliente” y hasta ahora referente obligado en materias de arbitraje. En agosto de ese año, rindió su examen sobre el acto administrativo, para optar al grado de licenciado en derecho, obteniendo la máxima distinción.

Tras jurar como abogado en enero de 1944, Aylwin comenzó a ejercer su profesión. En forma paralela inició su carrera académica. Fue profesor de educación cívica y economía política en el Instituto Nacional y de derecho administrativo en la Universidad de Chile –entre 1946 y 1966– y en la Pontificia Universidad Católica –entre 1952 y 1960–. También ejerció como secretario del Instituto Chileno de Estudios Legislativos. Desde sus primeros años como ayudante, y luego como profesor, fue evidente su compromiso con la educación y, especialmente, con la formación de los estudiantes.

“Nuestra universidad tiene solo profesores y alumnos; carece de maestros y discípulos. Los primeros, salvo honrosas excepciones, se contentan con pasar la materia; los segundos, por regla general, con aprender lo indispensable  para salvar la valla del examen. Es un hecho triste, pero innegable, que falta en nuestro ambiente universitario un verdadero interés por los temas fundamentales que debieran preocuparlo: por la cultura y su divulgación en la sociedad; por la investigación científica; por la aplicación desinteresada y leal del saber humano a los problemas sociales que conmueven al mundo y en especial a Chile (…) La auténtica reforma universitaria consiste en dar a la universidad universitarios de verdad.” (Fragmento del artículo de Patricio Aylwin sobre universidad y reforma, 1943)

 

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Vida familiar

En octubre de 1947, con motivo de una huelga de los trabajadores del carbón, Aylwin denunció la dura vida que éstos enfrentaban y lo justas que resultaban sus peticiones:

“La causa profunda y primera del conflicto del carbón, reside en las deplorables condiciones en que viven los trabajadores de las minas (…) La paz social que tanto se desea no es cosa que pueda imponerse, sino que ha de ser el fruto de una obra paciente y esforzada de comprensión y solidaridad humanas. La justicia no puede ser regalada, porque humilla; ni tampoco puede ser  impuesta por la fuerza, porque hiere.” (Fragmento del artículo de Patricio Aylwin tituladoLa verdad sobre el carbón”, 1947)

La lectura de este artículo llamó mucho la atención de Leonor Oyarzún Ivanovic, quien había nacido en Curicó en 1919 y participaba en el movimiento Acción Católica. El texto le causó tanta impresión, que quiso conocer a su autor. Un amigo en común los presentó y, en menos de un año, Patricio y Leonor se casaron en la Iglesia de Las Agustinas, el 2 de octubre de 1948.

En un comienzo, el matrimonio Aylwin Oyarzún vivió en la casa paterna en San Bernardo. Luego se trasladó a Santiago, donde la familia comenzó a crecer. Tuvieron cinco hijos: Mariana, Isabel, Miguel Patricio, José Antonio y Francisco, quienes crecieron viendo la capacidad del padre para conciliar su vida familiar con la actividad política.

En 1956 se instalaron en una casa en la comuna de Providencia, en la cual Patricio y Leonor vivieron grandes momentos con sus hijos y, más tarde, con sus nietos y bisnietos.

“Patricio nunca dejó la política aunque pasaran los años, pero yo siempre fui súper independiente. De todas formas teníamos una vida muy unida, nunca jamás peleamos. Patricio decía las cosas de manera muy amable, era un gran caballero. A Patricio y a mí nos gustaba estar en esta casa. Los niños le dicen ´la casa del tata´ y yo le digo ´mi casa querida´. Si le pudiera poner un nombre simbólico a esta casa, la llamaría ´casa de puertas abiertas´. (Leonor Oyarzún, diciembre de 2016)

 

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Comienzos en la política

Desde su juramento como abogado, en enero de 1944, hasta su ingreso a la Falange Nacional, Patricio Aylwin enfrentó un profundo proceso de reflexión.

Fue un periodo de más dudas que certezas. Íntimamente percibía que el ejercicio del derecho le era insuficiente para combatir la desigualdad que había en el país, pero no sabía cómo mejor encauzar sus inquietudes.

“Para actuar honrada y eficazmente en la vida política, para hacer a ella un aporte útil (…) es preciso tener primero una verdad, creerla firmemente, sentirla con entusiasmo y con fervor (…) Yo desgraciadamente, no tengo una verdad (…) Estoy desorientado (…) En estas circunstancias, falto del fuego interno de la fe que me empuje hacia adelante, no puedo ni debo ingresar a la Falange, y de nada serviría que lo hiciera (…) Pero no creas que carezco del anhelo y la ambición de actuar. Las ocupaciones profesionales no me llenan por sí solas; no satisfacen toda mi vocación. Habita en mí una intensa necesidad de lucha, y guardo mil potencias para ella.” (Fragmento de la carta de Patricio Aylwin a Jorge Rogers, octubre de 1944)

La lectura de escritos de Jacques Maritain, León Bloy, Emmanuel Mounier y el Padre Lebret, fueron acercando a Aylwin a las ideas socialcristianas para finalmente sentirse interpretado por el pensamiento humanista cristiano.

En junio de 1946 ingresó a la Falange Nacional de San Bernardo. Militante comprometido, asumió diversos cargos al interior del movimiento falangista llegando a ser su presidente en 1951. Además, fue candidato a regidor por San Bernardo y a diputado por el 4to distrito de la provincia de Santiago, perdiendo en ambas ocasiones.

En 1957 la Falange Nacional y el Partido Social Cristiano se unieron dando origen al Partido Demócrata Cristiano. Un año más tarde, Patricio Aylwin fue electo presidente del partido, siendo ésta la primera de muchas oportunidades en las que estuvo a la cabeza de la DC. En mayo de 1959, Aylwin reafirmó que la lucha por la justicia social era fundamental en su ideario político; así lo expresa en su discurso Por la liberación del hombre que, según sus propias palabras, contenía su pensamiento más profundo:

“La gran tarea de los hombres de este siglo: la liberación del hombre. Liberación de la miseria, mediante el desarrollo armónico de la economía de las naciones y una justa redistribución de la riqueza. Liberación de la tiranía, mediante la práctica de una efectiva democracia que garantice los derechos naturales del hombre y en la que todos participen del poder político. Liberación de la ignorancia, mediante la extensión al máximo de la enseñanza en todos los niveles (…)”(Fragmento del discurso de Patricio Aylwin titulado “Por la liberación del hombre”, 27 de mayo de 1959)

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Década de 1960

La década de 1960 trajo grandes triunfos para la Democracia Cristiana. También fueron años en los que Patricio Aylwin se consolidó como dirigente político. En las elecciones presidenciales de 1964, fue electo el candidato DC Eduardo Frei Montalva. Aylwin fue un gran colaborador del gobierno, apoyando y defendiendo la “Revolución en Libertad”. En las elecciones parlamentarias de 1965, Patricio Aylwin fue elegido senador por la sexta agrupación provincial de Curicó, Talca, Linares y Maule

El programa de gobierno de Frei Montalva fue generando una creciente polarización ideológica. Al interior del oficialismo, Patricio Aylwin cumplió un rol determinante, enfrentándose con sectores que presionaban por profundizar los cambios, acelerar las reformas y propiciar acuerdos con sectores de extrema izquierda.

“En los últimos años, el partido ha vivido una verdadera penetración ideológica que lo aleja cada vez más de sus auténticos principios doctrinales (…) La Democracia Cristiana debe volver a ser una alternativa entre la derecha capitalista y la izquierda marxista.” (Fragmento del documento político elaborado por Patricio Aylwin para ser presentado en el Tercer Congreso Nacional del Partido Demócrata Cristiano, 18 de noviembre de 1968)

Como parlamentario se destacó por la modificación a la Reforma Agraria, en lo relativo a la toma de posesión de los predios expropiados, y que dio origen a la Ley N° 17.280 o “Ley Aylwin”. Junto con ello, fue uno de los primeros en denunciar a Colonia Dignidad.

En el ámbito internacional, en 1969 participó como presidente de la Delegación de Chile ante la Asamblea General de Naciones Unidas.

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Década de 1970

Durante los años del gobierno de la Unidad Popular, Patricio Aylwin fue un actor relevante en el escenario político, siendo senador, presidente del Senado y presidente nacional del PDC.

Aylwin buscó el camino que permitiera restablecer la convivencia entre los chilenos y encontrar una salida democrática a la crisis que afectaba al país.

“(…) desde nuestra clara actitud opositora, permanecemos fieles a nuestra devoción al régimen constitucional; que repudiamos su quebrantamiento, venga de donde venga, y que mientras haya alguna posibilidad de superar la crisis que vive Chile por las vías institucionales, haremos lo que está de nuestra parte por lograrlo.” (Fragmento del discurso de Patricio Aylwin titulado “Aún es tiempo”, 11 de julio de 1973)

En septiembre de 1973 se produjo el Golpe Militar que derrocó al gobierno de la Unidad Popular. Al día siguiente la directiva nacional del PDC, encabezada por Patricio Aylwin, declaró:

“La Democracia Cristiana lamenta lo ocurrido. Fiel a sus principios, agotó los esfuerzos por alcanzar una solución por la vía política institucional y no los rehuirá para conseguir el desarme de los espíritus y las manos, la pacificación, la reconstrucción de Chile y la vuelta a la normalidad institucional, posponiendo como siempre sus intereses partidistas al bien superior de la patria.” (Fragmento de la declaración de la Directiva Nacional del PDC, 12 de septiembre 1973)

Al poco tiempo se hizo evidente que la dictadura no sería transitoria. Como presidente de la Democracia Cristiana, Aylwin asumió un importante desafío:

“Vivimos bajo un régimen de dictadura militar (…) Es un deber definir una política que permita a la Democracia Cristiana salvar el cuerpo y el alma de ella, con el objeto de obtener el más pronto restablecimiento de la democracia para encauzar una nueva sociedad en Chile (…) La actitud del partido no debe ser ni entreguista ni servil, como tampoco de oposición o guerra.” (Fragmento de la intervención de Patricio Aylwin en sesión de la Mesa Directiva del PDC, 7 de noviembre de 1973)

Ante la delicada situación que atravesaba el país, y advirtiendo que el desaliento se apoderaba de sus camaradas, Patricio Aylwin sintió que había llegado la hora de dejar la dirección del partido. Tras su renuncia, promovió la formación de un grupo de reflexión pluralista y democrático, que propusiera una institucionalidad alternativa a la dictadura. De esta forma nació, en julio de 1978, el Grupo de Estudios de Constitucionales o “Grupo de los 24”, en torno al cual comenzó a gestarse el reencuentro de los demócratas, paso clave para lograr el consenso necesario para la recuperación democrática del país.

“Y a todos los chilenos que quieren verdaderamente restaurar la democracia, pero que se preguntan de buena fe cuál es la fórmula o el camino para hacerlo, o dudan de la posibilidad de un consenso nacional, les dejamos planteadas nuestras proposiciones como prueba evidente de que con buena voluntad, sin odios ni prejuicios, es posible alcanzar acuerdos fundamentales entre chilenos de todas las tendencias –como lo somos nosotros- y les pedimos que las mediten como bases serias y viables para que, siguiendo el mandato de su vocación y de su historia, Chile se reencuentre con la democracia.” (Fragmento del manifiesto  titulado  “Bases fundamentales de la reforma constitucional. Informe al pueblo de Chile sobre los principales acuerdos alcanzados por el Grupo de Estudios Constitucionales, llamado de los 24”, 1979)

 

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Década de 1980

La década de los 80 estuvo marcada por las protestas contra la dictadura, una creciente violencia y la búsqueda de acuerdos entre los sectores democráticos. En julio de 1984, Patricio Aylwin fue uno de los que lideró la idea de enfrentar y derrotar a la dictadura por medios jurídico-políticos: “De una situación como esta solo se sale por la guerra civil (…) o por el reencuentro y reconciliación entre los dos o tres Chiles que hoy existen en el suelo patrio. La primera es la salida violenta, impuesta por la fuerza. La segunda es la salida pacífica, conseguida por los caminos de la razón y del derecho. Vale decir, política y jurídica.” (Fragmento del discurso de Patricio Aylwin titulado “Reflexiones sobre una salida jurídico-política para Chile”, julio 1984)

En 1986 Aylwin participó activamente en la gestación del “Acuerdo Nacional para la transición a la plena democracia”, y un año más tarde, retomó la presidencia de la Democracia Cristiana. Uno de sus principales objetivos fue reestructurar el partido y reorganizar a la oposición, privilegiando la “movilización política electoral” ante el anuncio de someter a plebiscito la continuidad de Augusto Pinochet en el poder y de convocar a elecciones en caso de obtener resultados negativos en la primera elección.

El 2 de febrero de 1988, Patricio Aylwin junto a otros dirigentes crearon la Concertación de Partidos por el No, siendo su vocero. El objetivo de ese nuevo espacio político era organizar la campaña por el No para el plebiscito que se realizaría en el mes de octubre.

“Los partidos concertados por el No hemos aceptado participar en este proceso porque entendemos que el plebiscito proporciona al pueblo una oportunidad para expresar su voluntad respecto al futuro de Chile (…) Lo que en el plebiscito se define es mucho más que una persona; es el tipo o forma de gobierno que queremos para Chile.” (Fragmento del artículo de Patricio Aylwin titulado “El significado del No”, 16 de junio de 1988)

El 5 octubre de 1988 Chile se reencontró con su historia democrática. Más de 7 millones de chilenos acudieron a las urnas. El No triunfó con el 54,7% de los sufragios, contra 43,01% del Sí.

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Gana la gente

En  1989, la campaña presidencial acaparó todas las miradas. Patricio Aylwin se presentó como candidato a la Presidencia de la Republica en representación de la Concertación de Partidos por la Democracia. También se postularon el economista Hernán Buchi y el empresario Francisco Javier Errázuriz. Finalmente, el 14 de diciembre, Aylwin se alzó como ganador de las elecciones con más del 55% de las preferencias, lo que significaba el término de la dictadura y el restablecimiento de la democracia.

“Para mí la mejor realización de mi vida fue ayudar a crear la Concertación de Partidos por la Democracia. Esta alianza de los demócratas cristianos y los demócratas laicos del mundo social cristiano con el mundo socialista democrático, con el mundo social demócrata, tras un proyecto de construir un país en que haya libertad, que haya esfuerzo para prosperar y salir adelante en el desarrollo económico, que haya apertura al resto del mundo, pero que haya también un gran propósito de justicia social, porque eso creo que es lo que nosotros hemos tratado de hacer.  Que la Concertación de Partidos por la Democracia ha sido en la historia de este país, en el último siglo, el esfuerzo más fructífero en la tarea de hacer un Chile más democrático, pero al mismo tiempo más próspero y más justo, más solidario.” (Intervención de Patricio Aylwin en celebración de sus 90 años, 26 de noviembre de 2008)   

 “Estaba muy motivado, no tenía ninguna ansiedad. Era mi destino, me tocaba, tenía que asumirlo. Sentía que era una gran responsabilidad, pero, al mismo tiempo, se produce esto que algunos llaman la ´gracia del Estado´: uno siente que es una responsabilidad con naturalidad, que le ha llegado por voluntad de Dios.” Respuesta de Patricio Aylwin al ser consultado sobre su estado de ánimo para asumir la Presidencia. (Respuesta de Patricio Aylwin al ser consultado sobre su estado de ánimo para asumir la Presidencia, en El poder de la paradoja, Uqbar editores, 2013)

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Gobierno de Patricio Aylwin

Patricio Aylwin asumió la presidencia el 11 de marzo de 1990 con el compromiso de unir al país tras largos años de división, restablecer las instituciones democráticas y la plena vigencia de los derechos humanos, impulsar el crecimiento económico y la equidad social e insertar a Chile en la comunidad internacional.

“Yo quiero decirles a todos, estamos en una etapa nueva en la vida nacional, el signo de esta etapa es el reencuentro entre los chilenos más allá de nuestras diferencias. Tenemos que entender que no todos somos iguales, y que tenemos derecho a pensar distinto, pero que por el hecho de pensar distinto y tener distintos ideales, no dejamos de ser compatriotas ni menos nos convertimos en enemigos.” (Fragmento del discurso de Patricio Aylwin ante comunidad chilena residente en México, 3 de octubre de 1990)

Una de las acciones más recordadas de la administración de Patricio Aylwin fue la creación de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación en abril de 1990, encabezada por el jurista y ex parlamentario Raúl Rettig. Su finalidad era investigar y elaborar un informe que diera cuenta de las violaciones de los derechos humanos durante la dictadura militar. Al año siguiente la Comisión entregó el informe definitivo, conocido como Informe Rettig. En aquella ocasión el Presidente Aylwin pidió perdón, a nombre del Estado, a las miles de víctimas.

Bajo el concepto de “crecimiento con equidad” el gobierno de Patricio Aylwin estimuló la economía y la inversión, favoreció el empleo y el alza en las remuneraciones y logró una sustantiva disminución de la pobreza (de un 41% a un 28%), cambiando el escenario de los 5 millones de pobres que había en Chile a comienzos de 1990.

“El crecimiento económico es fundamental; pero no basta para lograr el desarrollo armónico de un país. Esto exige combinar ese crecimiento con una equitativa distribución de la riqueza, de manera que las bondades del crecimiento lleguen a todos. Porque el ´desarrollo´ es más que crecimiento; supone y exige mejorar las condiciones de vida de la gente.” (Fragmento del discurso de Patricio Aylwin, 20 de enero 2005)

En el ámbito de la democratización, un hito fue la convocatoria por parte del gobierno a elecciones municipales el año 1992, tras veinte años de autoridades locales designadas, así como también la revitalización de las organizaciones sociales y comunitarias. A lo largo de los cuatro años de gobierno se creó también la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) y el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM), entre otras instituciones.

En marzo de 1994, Patricio Aylwin entregó la banda presidencial a Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

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Una vida al servicio de Chile

Al término de su gobierno, Aylwin continúo con su activa vida pública. En 1994 creó la Corporación Justicia y Democracia, que buscaba promover programas de formación de la juventud, además de prestar asesoría profesional y ayuda a investigaciones relacionadas a las problemáticas del desarrollo del país. También jugó un rol importante en el ámbito internacional, ya que fue elegido para presidir la Comisión Latinoamericana y el Caribe sobre Desarrollo Social.

El 2001 fue designado por el Presidente Ricardo Lagos para encabezar la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato con los Pueblos Indígenas. En julio de ese año, asumió temporalmente la presidencia de la Democracia Cristiana. En enero de 2002 anunció su despedida de la actividad pública, sin embargo asistió siempre que su salud se lo permitió a los actos y eventos a los que fue invitado.

Fue reconocido y nombrado doctor honoris causa por universidades nacionales e internacionales, como la Universidad de Concepción, Georgetown, Notre Dame y La Sorbonne. Además fue distinguido con el premio J. William Fulbright para la Comprensión Internacional, por sus esfuerzos durante el período de transición democrática en Chile.

Los últimos años de vida de Patricio Aylwin transcurrieron tranquilos junto a su familia. Era común verlo caminar por su barrio, asistir a misa y compartir tiempo con sus amigos. Falleció el 19 de abril de 2016 y fue despedido por la ciudadanía y el mundo político con funerales de Estado.

“Me gustaría que me recordaran como un hombre que entregó el mayor esfuerzo de su vida a tratar de hacer de Chile un país más próspero y más justo. Más justo, sobre todo. Justicia, libertad y prosperidad.” (Cita de Patricio Aylwin en Preguntas que hacen historia, Catalonia, 2010)

“Tengo la seguridad de que este país tiene un horizonte mucho más luminoso que el que nos tocó vivir a los viejos de hoy. Es cierto que se trata de un mundo diverso, complejo, incierto, que a los mayores como yo nos cuesta seguir y entender. También es cierto que envuelve riesgos, pero tenemos jóvenes inspirados en nuestros valores de bien común, libertad, justicia social y solidaridad, cuya búsqueda constituye nuestra razón de ser, estamos seguros que continuarán la lucha por construir la patria que anhelamos.” (Intervención de Patricio Aylwin en aniversario del PDC, 26 de junio de 2010)

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