El sábado 8 de septiembre de 1973 Patricio Aylwin, presidente del PDC, se reunió con la directiva nacional y los presidentes provinciales del partido para informar sobre los hechos que habían ocurrido en el país desde que asumiera la presidencia del PDC, en mayo de ese año, y específicamente sobre las relaciones con el presidente Allende.

Advirtiendo que el Gobierno de la Unidad Popular había sobrepasado la legalidad institucional y que la Democracia Cristiana usaría todos los medios legítimos para hacer respetar la Constitución, expuso las tres alternativas que tenía el partido.

La primera era una rectificación profunda del gobierno que significara un retorno a una constitucionalidad real. La segunda era sumarse a la estrategia que estaban promoviendo sectores gremialistas, reunidos en los comandos multigremiales organizados en diecisiete provincias, que exigían la renuncia de Allende. La tercera alternativa era la que ese día [8 de septiembre] había planteado el rector de la Universidad de Chile, Edgardo Boeninger, quien, en una declaración publicada en los diarios, proponía tratar de evitar el enfrentamiento violento por la vía de la confrontación democrática para lo cual planteaba devolver el poder a la base democrática, lo que implicaba que el presidente de la República renunciara, lo mismo que los parlamentarios, y se llamara a elecciones generales donde el pueblo, en ejercicio de su soberanía, zanjara la disputa eligiendo un nuevo presidente y un nuevo Congreso Nacional. Con el fin de llevar a cabo esta propuesta, la Democracia Cristiana, siendo mayoría parlamentaria, cursaría la renuncia de sus diecinueve senadores y cincuenta diputados una vez que el resto de sus colegas y el presidente de la República hubiesen presentado la de ellos.

Esto se llevaría a cabo con el apoyo de una movilización popular y en un tiempo establecido, pasado el cual se llamaría a un paro nacional con el fin de que fuese aprobada la propuesta.

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