Coincide con la semana en que Chile parece haber dado por concluida la etapa iniciada con la recuperación de la democracia.  Un tiempo de luces y sombras, pero sin duda, uno de los períodos de mayores avances en la vida de los chilenos a través de una democracia que hizo posible un desarrollo con mayor justicia social. 

En este contexto, nos detenemos en algunos testimonios de la vida de Patricio Aylwin, que tal vez valgan la pena de ser recordados cuando estamos ante el inicio de un nuevo ciclo histórico.

Uno de ellos es que, como buen hijo de la República, usaba con frecuencia la palabra “patria”. Ni patriotas ni patriarcado, sino compatriotas. La palabra patria  viene del latín, la forma femenina del adjetivo patrius (relativo al padre, también relativo a los patres que son los antepasados). Se trata de un concepto que hace de Chile un hogar común, que incorpora a todos nuestros antepasados, los originarios  y también a los que escogieron esta tierra como la suya. Que incluye, como una casa grande, a los invitados y a todos trata con respeto, independiente de su origen, visión o condición de vida. 

Otro ejemplo destacable para este momento fue su sentido público de la existencia humana. Solía repetir “vivir es convivir”. La vida es en sociedad, cada persona está llamada a compartir en diversas comunidades. La igual libertad es una conquista reciente de la humanidad y aún no se logra plenamente. Esa libertad no puede separarse de la justicia. 

Destaca también esa combinación de idealismo con los pies en la tierra que lo caracterizó en su vida política. La política consiste en conciliar los principios con la realidad. No se trata de un mero pragmatismo. Se trata de ser efectivos. “¿Deberíamos, para evitar aquellas limitaciones (impuestas por la dictadura), haber expuesto a nuestro pueblo al riesgo de nuevas violencias, sufrimientos y pérdida de vidas? Los demócratas chilenos escogimos, para transitar a la democracia, el camino de derrotar al autoritarismo en su propia cancha. Es lo que hemos hecho, con los beneficios y costos que ello entraña”, dijo en su primer discurso como presidente de todos los chilenos.

Cuando señaló que “la conciencia moral de Chile exige que se esclarezca la verdad y que se haga justicia en la medida de lo posible”, no hizo otra cosa que afirmar los límites de la acción política. No todo lo que es deseable es posible o conduce al resultado que se quiere lograr. Incluso puede llevar a un efecto peor. Luego se ha usado la frase “en la medida de lo posible” para referirse al déficit de los 30 años de gobiernos democráticos.  Frente a ello, él mismo señaló poco tiempo antes de su muerte: “Esa frase la dije en relación a la búsqueda de la verdad y la justicia respecto de las violaciones a los DD.HH. Hoy algunos la usan para criticar lo que hizo la Concertación. Guste o no, la política consiste en ensanchar los límites de lo posible, en un diálogo entre los principios y valores que se profesan, con la realidad”. Lo cierto es que  pocos países han tenido mayor éxito en hacer justicia respecto de los DD.HH. que el nuestro. 

Por último, destacamos  su profunda convicción democrática. Luchó hasta el último día por una salida institucional al gobierno de la Unidad Popular, cuando la mayoría había abandonado la vía democrática para resolver la grave crisis de ese momento, y luego buscó una salida política frente a la dictadura de Pinochet, cuando una mayoría seguía creyendo en la caída del régimen a través de la movilización social y otros habían asumido la vía insurreccional. 

El diálogo respetuoso fue su mejor aliado. Nunca se le escuchó una descalificación personal hacia una persona por su pensamiento o manera de ser. Al contrario, era firme pero abierto a dejarse convencer. No le importó que lo tildaran de ambiguo. Entendía la complejidad de la política. Cuando pareciera que los conflictos se resuelven con la imposición de unos sobre otros, Patricio Aylwin nos recuerda que la democracia se construye en cada tiempo usando la razón, más que las pasiones,  y aunando voluntades, en vez de incentivar las divisiones.