LA EXPERIENCIA POLÍTICA DE LA
UNIDAD POPULAR

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La experiencia política de la Unidad Popular / La vía chilena al socialismo

La vía chilena al socialismo

El planteamiento de Allende

Durante los primeros meses del gobierno de la Unidad Popular, el presidente Allende pronunció múltiples discursos y declaraciones, explicando la vía chilena hacia el socialismo, «con sabor a vino tinto y empanadas», como un modelo nuevo de Estado, economía y sociedad, centrado en el hombre, en sus necesidades y sus aspiraciones.

Discurso del presidente Allende en el Estadio Nacional, 5 de noviembre de 1970

Pese a lo que parecía un discurso sincero, no faltaban motivos para dudar, especialmente por la entusiasta identificación de Allende con su amigo Fidel Castro, su activa participación en la Organización Latinoamericana de Solidaridad (Olas), y el Grupo de Amigos del Presidente (GAP) que lo seguía a todas sus actividades y estaba integrado por militantes del MIR, promotores de la lucha armada.

La publicación, en marzo de 1971, de la entrevista que el intelectual de izquierda francés Régis Debray, entonces teórico de la guerrilla, hizo al presidente Allende, dio fundadas razones para debilitar la confianza en la seriedad de los propósitos democráticos manifestados por el líder de la revolución chilena.

Allende habla con Debray, 16 de marzo de 1971

 

La posición de los partidos de la Unidad Popular

Y ¿qué pensaban sobre la vía chilena al socialismo los partidos integrantes de la combinación gubernativa? La cuestión era muy importante porque el pacto de la Unidad Popular había puesto especial énfasis en que su gobierno no sería «de un hombre» sino el gobierno del pueblo, y que su acción sería coordinada por comités políticos integrados por todos los partidos y movimientos de la Unidad Popular, los que “consideraban” con el presidente de la República su ejecución.

El Programa básico de la Unidad Popular, el Pacto de la Unidad Popular y las primeras 40 medidas del gobierno popular, diciembre de 1969

Las históricas diferencias y pugnas entre las fuerzas de izquierda, especialmente al interior del PS, y las existentes entre este y el PC, amén de la presencia dentro de la coalición de dos partidos democráticos y dos movimientos recientemente escindidos del PDC, daban razones fundadas para preocuparse por un gobierno que estaría en manos de una Unidad Popular que, en la práctica, carecía de la cohesión necesaria para asegurar la gobernabilidad.

Los dos partidos ejes de la Unidad Popular tenían de la vía chilena al socialismo una visión bastante diversa al «modelo democrático, pluralista y libertario» que el presidente de la República enfatizaba.

El Partido Socialista -al cual pertenecía el presidente Allende- venía propugnando desde 1955 la tesis del Frente de Trabajadores y perfilando con creciente nitidez una posición revolucionaria violentista de franca ruptura con las instituciones propias de la democracia

Tesis aprobada por el congreso regional Santiago Sur y ratificada en el congreso general de Chillán como base de la resolución política, 24 de noviembre de 1967

La llegada de Allende a la Presidencia de la República por la vía electoral democrática no modificó los criterios del Partido Socialista. En su congreso general celebrado en La Serena a fines de enero de 1971, definió como objetivo para esta etapa afianzar al gobierno, dinamizar la acción de las masas, aplastar la resistencia de los enemigos y convertir el proceso actual en una marcha irreversible hacia el socialismo, y llamó a sus bases y a las masas a prepararse para el decisivo enfrentamiento con la burguesía y el imperialismo.

Entrevista a Carlos Altamirano «Chile: El enfrentamiento inevitable», 22 de diciembre de 1970

Resolución política congreso de La Serena, 28 de enero de 1971

Conferencia de prensa «Altamirano prometió apoyo crítico. El Partido Socialista no será incondicional a La Moneda», 6 de febrero de 1971

El Partido Comunista, en contraposición a la tesis socialista del Frente de Trabajadores, formado exclusivamente por los partidos de la clase obrera, proponía la unión de todas las fuerzas de izquierda. Apenas instalado el nuevo gobierno, sostuvo que era necesario afianzar la conquista y avanzar todavía más: lograr que todo el poder político, que todo el aparato estatal pasase a sus manos.

Discurso de Luis Corvalán en el pleno del PC, 27 de noviembre de 1970

Discurso de Orlando Millas en el pleno del PC, 27 de noviembre de 1970

En cuanto a las otras colectividades integrantes de la coalición de gobierno, el Partido Radical (PR), el Partido Social Demócrata (PSD), la Alianza Popular Independiente (API) y el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), podía creerse fundadamente, por los antecedentes políticos de sus dirigentes y militantes, que compartían con Allende el propósito de llegar al socialismo por los cauces de la institucionalidad democrática chilena. Sin embargo, aparte de que la influencia de estos partidos era muy secundaria, vivían un proceso de manifiesta radicalización, empujados por sectores anhelantes de parecer más revolucionarios que sus aliados socialistas y comunistas. Ello fue especialmente notorio en los casos del Partido Radical y del MAPU.

Estas tendencias antagónicas señalan la contradicción con que nació el régimen de la Unidad Popular: ¿conduciría al país hacia la dictadura del proletariado o hacia un socialismo realmente democrático?

El presidente del Partido Demócrata Cristiano, senador Benjamín Prado, en la cuenta que presentó a la junta nacional el 12 de diciembre de 1970, visualizaba tres opciones entre las que Allende debería escoger: una, «caminar hacia un socialismo de tipo totalitario y estatista»; otra, «que se mantengan las etapas trazadas para avanzar hacia el socialismo y el funcionamiento normal de los mecanismos democráticos, rechazando la tentación de ‘radicalizar’ el proceso, pero asignándose la Unidad Popular como tarea… la liquidación de las fuerzas políticas no marxistas y en particular del Partido Demócrata Cristiano»; y una tercera, «que dentro de una disposición de respetar los períodos trazados y en un ambiente de respeto a la democracia de Chile, se avance por parte del gobierno a la búsqueda de una asociación de esfuerzos con la Democracia Cristiana para facilitar el proceso de cambios y disciplinar en términos progresistas la conducta de los sectores sociales más activos».

Cuenta rendida por el presidente nacional de la Democracia Cristiana, senador Benjamín Prado C., en la junta realizada el 12.XII.197

¿Cuál de estos caminos escogería? Los hechos se encargarían de responderlo.