Hitos del gobierno de Patricio Aylwin
“Dentro de una concepción de una sociedad solidaria, el progreso que requiere trabajo y requiere inversión, ahorro, capitalización, el aporte de cada uno para ayudar a resolver sus propios problemas y los colectivos, es lo que permite ir avanzando.”
(Extracto del discurso del presidente de la República Patricio Aylwin, en ceremonia de entrega de subsidios habitacionales, 2 de agosto 1990)
Un día como hoy hace 30 años. El derecho a una vivienda digna.
“Al entregar al grupo de familias que fueron seleccionadas para recibir directamente de mis manos el título de subsidio, ellos me expresaron sus agradecimientos. Yo les diría no tienen nada que agradecerme a mí.
Tienen que agradecer, primero a sí mismos, por la capacidad que han tenido de esforzarse, con sacrificio, para juntar poco a poco los ahorros que le permiten tener acceso a ese ideal propio de toda familia: llegar a tener su propia casa.
Dentro de una concepción de una sociedad solidaria, el progreso que requiere trabajo y requiere inversión, ahorro, capitalización, el aporte de cada uno para ayudar a resolver sus propios problemas y los colectivos, es lo que permite ir avanzando.”
(Extracto del discurso del presidente de la República Patricio Aylwin, en ceremonia de entrega de subsidios habitacionales, 2 de agosto 1990)
Discurso del presidente Aylwin
El Programa de gobierno de la Concertación definió entre sus tareas prioritarias el desarrollo de un programa de viviendas para los sectores más pobres y para la clase media, cuyo objetivo principal era ampliar y modernizar el sistema de subsidios, así como implementar mejoras en los programas de urbanización y equipamiento comunitario.
Programa de gobierno de la Concertación de Partidos por la Democracia
Una situación crítica
El 21 de mayo de 1990, en su mensaje ante al Congreso Nacional, el presidente de la República Patricio Aylwin, enunció la serie de dificultades que en materia de vivienda habían sido heredadas del gobierno anterior, y que evidentemente significaban limitaciones para la ejecución del programa de gobierno.
“Nos encontramos con una situación altamente negativa, a partir de la cual debemos desarrollar esfuerzos para progresar en el camino de la equidad. No solo padecemos un enorme déficit habitacional. A la vez, heredamos para el presente año una situación presupuestaria regresiva respecto de años anteriores.”
Mensaje del presidente Aylwin al Congreso Pleno, 21 de mayo 1990.
La situación era crítica. El gobierno militar había construido mucho menos casas de las que se requería, considerando que cada año se formaban 80.000 familias nuevas, y otras 20.000 las perdían por diversas causas, principalmente catástrofes. A marzo de 1990, 800.000 familias no disponían de una vivienda digna, manteniéndose en su inmensa mayoría como allegados. Otras 330.000 familias, si bien tenían un techo, este era de condiciones precarias y sin los servicios elementales.
En materia de desarrollo urbano, la situación no era mejor. El gobierno militar había descuidado gravemente la formación de barrios, comunas y ciudades bien planificadas, dotadas de servicios y equipamientos, perdiéndose la dimensión humana de estos centros, hecho que repercutía en una convivencia poco sana, originándose amplios sectores urbanos y rurales segregados, marginados y deteriorados.
Finalmente, considerando el suelo útil para vivienda, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo estaba descapitalizado. El gobierno anterior había dispuesto la enajenación de los activos prescindibles y licitado gran parte de las reservas de terrenos del sector vivienda.
Estado de situación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo a marzo de 1990
El “Plan nacional de vivienda”
La propuesta del gobierno encabezado por Patricio Aylwin para avanzar en el “problema de la vivienda” fue sintetizada en un “Plan nacional de vivienda” que, partiendo de la difícil realidad en que se encontraba el país en materia presupuestaria, buscaba implementar una serie de medidas que, en el mediano plazo, permitiesen alcanzar un ritmo de absorción del déficit heredado y, al cabo de los cuatro años de gobierno, pudiesen sentar bases sólidas para su progresiva superación.
Los objetivos del plan eran: 1) contar con un parque habitacional suficiente para que cada familia chilena tenga acceso a los servicios habitacionales a un precio y calidad adecuados; 2) generar las condiciones para que todos los agentes puedan actuar eficientemente, de manera que la actividad sea atractiva, las viviendas alcancen plenamente la condición de ser activos de inversión con una liquidez y rentabilidad razonables; y 3) crear las condiciones urbanas necesarias para que el individuo, la familia y la comunidad alcancen el más pleno desarrollo, acorde con la dignidad que les corresponde como personas humanas.
Para la implementación del plan, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, liderado por el ministro Alberto Etchegaray, puso énfasis en algunos puntos: 1) se optó por buscar la forma más eficiente de ponerlo en marcha, pero sin que ello significara hacer cambios bruscos en relación con lo que se venía haciendo; 2) se introdujo una visión más integral, en que la vivienda y el desarrollo se consideraron como parte de un conjunto, conformando una sola realidad, inseparable de los procesos de desarrollo económico y social. 3) se generaron y fortalecieron los vínculos entre los diversos actores relacionados al campo de la vivienda, como empresarios, organizaciones sociales de base, organizaciones no gubernamentales y las diversas reparticiones públicas. 4) se modificaron algunos aspectos de los actuales sistemas de postulación, permitiendo por ejemplo, el acceso a subsidios de mujeres jefas de hogar y de personas de la tercera edad.
Primer año de gobierno
Durante el primer año de gobierno, las restricciones de recursos y la urgencia que afectaba a los sectores de menores ingresos y en extrema pobreza, determinaron a las autoridades a implementar una serie medias de emergencia cuyo foco estuvo puesto en los sectores más pobres, entregando soluciones iniciales mínimas, garantizando la urbanización y equipamiento comunitario básico. La idea era que, durante el segundo y tercer año de gobierno, se fuese progresando hacia soluciones más definitivas.
En materia de subsidio habitacional se buscó asegurar tres objetivos: primero, que las personas participaran en forma organizada en el mercado de la vivienda a través de cooperativas y organizaciones vecinales; segundo, obtener una mejor distribución regional de recursos para enfrentar el déficit habitacional; y tercero, que los subsidios llegasen mayoritariamente a las familias más pobres, evitando que, por la vía de subsidios implícitos u ocultos, se continuase privilegiando a familias de mayores ingresos, como había sido la tónica del gobierno anterior.
El principal programa que permitió avanzar en esta senda fue el Programa de Viviendas Progresivas, cuyo reglamento fue promulgado en agosto de 1990, y que contemplaba financiar la vivienda a través del ahorro previo del beneficiario, un subsidio de cargo estatal y un crédito hipotecario complementario otorgado por el Serviu.
Decreto N° 140 – 1990 – Reglamenta Programa de Viviendas Progresivas
En forma paralela, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en conjunto con el Ministerio del Interior, reactivaron el programa de Mejoramiento de Barrios y Lotes con Servicios, con el objeto de duplicar las soluciones que estaban previstas para 1990, buscando con ello entregar 15 mil nuevos lotes, distribuidos en todas las regiones. Esta acción se diseñó especialmente para atender las necesidades de los allegados, que representaban el 20% de las familias de menores ingresos.
Por su parte, el Fondo Nacional de Desarrollo Regional impulsó un conjunto de actividades destinadas a dar especial atención a las necesidades de vivienda y urbanismo de los más postergados. El criterio principal que se estableció para la asignación de los fondos fue el nivel de carencias sociales básicas. Igualmente, se modificó la capacidad redistributiva del Fondo Común Municipal, en beneficio de las comunas cuya población presentaba mayores niveles de pobreza.
Gracias a estas iniciativas, se logró no solo comenzar a absorber el déficit habitacional heredado del gobierno militar, sino también se puso freno a la tendencia que existía de ubicar los proyectos de vivienda para los sectores más pobres en áreas marginales, agudizando la segregación social y espacial. Asimismo, la inversión en servicios y equipamiento comunitario significó una ampliación en las posibilidades y perspectivas de la organización social, el esparcimiento y la convivencia.