EL INFORME DE VERDAD HISTÓRICA Y NUEVO TRATO

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UNA MIRADA A FONDO SOBRE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS Y SUS DEMANDAS

“Nuestro país no puede continuar negando la sustancia fundamental de la que está constituido: su gente, sus culturas, sus pueblos, su historia, su memoria. Allí reside nuestra fuerza para desarrollarnos y hacer parte de estos procesos globales, que nos enfrentan a la diversidad del mundo. Chile es más fuerte, Chile es más Chile, cuando da cabida a todos sus hijos”

Extracto del Informe de Verdad Histórica y Nuevo Trato, 2003

Informe final – Grupo de Trabajo de Revisión Histórica

El Grupo de Trabajo de Revisión Histórica, integrado por 16 personas -historiadores, antropólogos, profesores, geógrafos y arqueólogos- acordó incluir en el Informe un primer capítulo relativo a la “Historia larga de Chile”, donde destaca que muchos siglos antes de la llegada de los colonizadores europeos, existían en la franja que hoy conforma Chile, distintas culturas, cada una con sus propias formas de desarrollo, dominio sobre su entorno natural, creencias y valores. Esta línea temporal que se extiende desde las primeras ocupaciones hasta la actualidad, se ha definido como la “Ocupación Larga del Territorio”, concepto que amplía la visión tradicional de una historia que sólo para algunos comenzaría en el siglo XVI.

La denominada “Historia larga de Chile” evidencia que nuestros antepasados lograron una de las hazañas más impresionantes: domesticar y civilizar un territorio con identidad, dejando su herencia indígena al servicio de la descendencia, con sostenible perduración en el segundo milenio d. C.

La “Historia larga de los pueblos  indígenas de Chile”.

Para dar cuenta de la realidad específica de cada pueblo originario, el grupo de trabajo presentó un informe específico, que fue complementado con entrevistas a los distintos representantes de cada una de las etnias.

A continuación, se incluyen algunas citas de estos informes específicos.

 

Pueblo Aymara

“El proceso de desarrollo del Estado de Chile, se basa en ideas como el crecimiento, la competencia, la acumulación de capital, la incorporación de tecnologías y el manejo de información. Si bien algunos hermanos han logrado incorporar algunas de estas ideas, la mayoría de ellos que se mantienen en sus comunidades de origen, son personas de edad vinculadas a prácticas tradicionales de cultivo de la Pachamama. Para nosotros el concepto de desarrollo occidental, con cualquier apellido que quiera ponérsele no refleja nuestro pensamiento como pueblo aymara. Preferimos hablar de la “Suma Qamaña”, el “vivir bien” en armonía. Esta idea es igual a la sumatoria crecimiento material, más crecimiento espiritual, más gobierno de los ecosistemas”. (Extracto del Informe).

Informe – Los pueblos indígenas del norte – El pueblo Aymara.

 

Indígenas de Chile Central

“Chile central se vio a sí mismo como imagen de todo el país. El mestizaje generalizado que ha sido explicado en estas líneas, el proceso de transformación de los indígenas en el «pueblo chileno» no fue igual al que ocurrió en las fronteras, en los bordes, en donde los indígenas se mantuvieron como tales a pesar de todo. La cuestión indígena moderna se trasladó al Norte Aymara y Atacameño, a Rapa Nui, a la frontera del sur donde el pueblo mapuche mantuvo sus fueros por siglos hasta muy entrado el diecinueve y a los extremos del territorio donde los diversos pueblos de canoeros y fueguinos debieron sufrir la extinción, prácticamente, al comenzar el siglo veinte. La revisión de la Historia de Chile muestra que el pasado y presente indígena se confunden en una realidad permanente. No sólo los nombres y la toponimia persiguen el imaginario cotidiano, sino que las demandas de los derechos indígenas sacuden y cuestionan a la sociedad chilena al comenzar el siglo veintiuno”. (Extracto del Informe).

Informe – Los indígenas de Chile Central.

 

Pueblo Atacameño

“Actualmente, cada una de las organizaciones comunitarias atacameñas se ven afectadas y tensionadas por los efectos de la economía de mercado y por las entidades estatales que, de una u otra manera, han debilitado el manejo organizativo y esa capacidad de controlar los recursos naturales más básicos -tierra y agua, por ejemplo-. Asimismo, el control social y la aplicación de la justicia local, también se han fragmentado por la imposición de la legislación nacional que ha transformado a las comunidades en juntas de vecinos. Así, el poder de control y manejo que tenían los “viejos” que representaban la autoridad local en una comunidad, ha sido reemplazada por una junta de vecinos que posee un sistema de cargo diferente, desde la década de los sesenta en adelante. Es esta entidad la que reconocen los agentes estatales y con las cuales se relacionan. Estos cambios de autoridades, controles, administración de la justicia, que se imponen en las comunidades y en toda su territorialidad, representan tensiones de sistemas culturales diferentes y a veces contradictorios que no se limitan acá, porque incluyen también a los estamentos policiales y militares”. (Extracto del Informe).

Informe – El pueblo Atacameño.

 

El pueblo Quechua

“Los quechua hablantes de Ollagüe se ven amenazados actualmente por las presiones de una sociedad que avanza vertiginosamente, asimilando e imponiendo modos de vida que son ajenos a las realidades de las comunidades. Aunque existe una legislación vigente, esta no tiene incidencia categórica frente a los problemas más graves que aún afectan a las comunidades. Es evidente la gran responsabilidad que implica legislar en temáticas tan sensibles, y a la vez que tienen intereses tan claros como: el agua, territorio, patrimonio, educación y cultura, manejo de recursos naturales, desarrollo económico productivo, entre otras, las que deben ser vistas y evaluadas a la luz de los patrones culturales existentes para efectivamente saldar, en parte, la deuda histórica. Sin duda este desafío constituye un acontecimiento histórico para la nación, el que a su vez determinará los caminos a seguir en una sociedad dinámica que apuesta a reivindicar a los indígenas como un sector de la población que históricamente fue marginado junto con sus propias expresiones”. (Extracto del Informe). 

Informe – El pueblo Quechua.

 

Los Collas de la cordillera de Atacama

“Las comunidades Collas, enfrentan actualmente las disputas por las aguas con empresas mineras como CODELCO-El Salvador, Minera Aldebarán-Cerro Casale, con particulares propietarios de las tierras de la Quebrada de Paipote, con empresas sanitarias que han capturado las aguas para abastecimiento de pueblos y con empresarios agrícolas del valle de Copiapó y la Junta de Vigilancia del río, que han inscrito las aguas del río Jorquera. Los Collas han perdido sistemáticamente los derechos de aprovechamiento de las escasas aguas existentes en su territorio de poblamiento, impidiéndoles la ampliación de los cultivos que favorezcan la producción agrícola de auto subsistencia y la alimentación complementaria del ganado. Igualmente, estos espacios cordilleranos carecen prácticamente de inversión en infraestructura social y comunitaria, no existiendo escuelas, establecimientos de atención de salud permanente, movilización y otros servicios, quedando al margen de la mayoría de planes de desarrollo local por carecer del dominio de las tierras. De este modo, a las familias collas se las obliga a repartir sus miembros entre la zona rural y las zonas urbanas; en las primeras para mantener la actividad pastoril y en las segundas, para resolver problemas de educación, trabajo y salud”. (Extracto del Informe).

Informe – Los Collas de la cordillera de Atacama.

 

Los Diaguitas

“En un inicio todo el valle del Huasco pertenecía a los diaguitas y a sus señoríos “duales”, – dividido en parte alta y baja- estructura heredada de acuerdo a algunos autores del período de la dominación inkaica. Esta estructura de ocupación territorial fue desarticulada por la penetración hispana, que ocupó las tierras más fértiles y segregó a los terrenos más agreste a los diaguitas; en concreto se les expulsó del fértil valle del río del Carmen a las tierras del valle de Paitasana, hoy río Tránsito, donde establecieron su refugio”. (Extracto del Informe).

Informe – Los Diaguitas.

 

El pueblo Rapa-Nui

“La isla se incorporó en 1888 a la soberanía de Chile en virtud de un “Acuerdo de Voluntades” entre el Estado y los jefes rapanui. Este acuerdo establecía la sesión de soberanía de la Isla a favor del Estado chileno, comprometiéndose éste a entregar educación y desarrollo a los isleños, quienes mantenían sus derechos de propiedad sobre la tierra, y los jefes Rapa-Nui sus investiduras. Sin embargo, los sucesivos gobiernos no cumplieron con su parte en este acuerdo, entregando la totalidad de la isla en arriendo a terceras personas como hacienda ovejera e inscribiendo todas las tierras en propiedad a nombre del fisco de Chile”. (Extracto del Informe).

Informe – El pueblo Rapa-Nui.

 

El pueblo Mapuche

El Decreto Ley 2.568 (1978), tendiente a la división y liquidación de las comunidades mapuches generó una fuerte resistencia al interior del pueblo Mapuche, cuestión que va a quedar reflejada en la creación y organización de los Centro Culturales Mapuches, la primera organización post golpe de Estado con un carácter independiente y autónomo. Esta organización contó con un fuerte respaldo de sectores de la Iglesia Católica, principalmente del Obispado de Temuco y del Vicariato de la Araucanía. En los Centros Culturales Mapuches confluyeron dirigentes que ya tenían trayectoria en el movimiento mapuche, y también jóvenes que se iniciaban, y que en la actualidad continúan trabajando por sus demandas y reivindicaciones… A pesar de las medidas coercitivas existentes durante el régimen militar para la organización y movilización social, esta organización rápidamente se extendió por todo el territorio mapuche, constituyendo innumerables unidades de base. Los Centros Culturales mapuches asumen en primera instancia una posición culturalista, manifestando su rechazo a la división de las comunidades, al fin de la vida comunitaria, pues temían, con clara conciencia, que con el proceso divisorio gran parte de los rasgos culturales mapuches se perdieran, y que sus habitantes fueran asimilados a la cultura criolla occidental. A partir de este momento, se va a generar un movimiento étnico de larga duración, donde precisamente la característica principal del discurso mapuche va a ser una fuerte reafirmación étnica, marcando con énfasis las diferencias con la sociedad huinca. De esta manera, y al contrario de lo que había ocurrido a lo largo del siglo XX, donde la sociedad mapuche había buscado permanentemente vías de comunicación con la sociedad chilena, una “integración respetuosa”, en la cual se habían establecido alianzas entre el movimiento indígena y otros movimientos sociales, -por ejemplo, durante la Unidad Popular, los indígenas se habían plegado al movimiento campesino de la Reforma Agraria-; a partir de los ochenta, los mapuches van a mostrar su diferencia y distancia con los otros movimientos sociales, formando asociaciones y reivindicaciones autónomas”. (Extracto del Informe).

Informe – El pueblo Mapuche.

 

Los Pehuenches de la cordillera

“Durante el gobierno militar, especialmente en la década de los ochenta, se lleva a cabo en todo el territorio indígena mapuche, un proceso de asignación de títulos de propiedad individual. Los indígenas del Alto Bío Bío, se ven favorecidos con la propiedad sobre tierras que les habían sido arrebatadas en el período entre finales del siglo XIX y principios del XX, aunque la extensión y calidad de estas, está aún muy lejos de satisfacer las demandas históricas. El proceso de asignación de nuevas tierras a los pehuenches, fue posible debido a que los principales fundos madereros con asiento en la zona se liquidan durante los ’80… Algunos pehuenches afirman que la modalidad de los títulos individuales, escondía un claro interés de empresarios madereros por comprar los bosques nativos a los propietarios para su explotación. En tanto las tierras eran asignadas a títulos individuales como bienes raíz, esto permitía su venta expedita, con fines de explotación”. (Extracto del Informe).

Informe – Los Pehuenches de la cordillera.

 

Los Huilliches del sur

A partir de la década de 1870 se intensifica las compras de tierras huilliches por particulares en toda la región. Paralelamente, se inaugura otro proceso de conflictos entre los huilliches que poseen materialmente los predios y los particulares que poseen títulos inscritos ante notarios. Estos últimos, mediante una serie de maniobras, para las que contaron con la absoluta complicidad notarial y la complacencia estatal, lograron apropiarse de las tierras huilliches, al emborrachar a los propietarios indígenas y luego “sacarles la firma” -al decir de sus descendientes-; fomentar pleitos entre huilliches a fin de que estos les otorguen -a ellos o a sus “palos blancos”- amplios poderes para que los representen judicialmente y finalmente hacerse de la tierra indígena; comprar acciones y derechos sobre la tierra comunitaria a alguno(s) indígena(s) para luego solicitar la “adjudicación” de la totalidad del predio; realizar préstamos en dinero y establecer condiciones de pago inalcanzables para las familias huilliches, para luego cobrarse a través del embargo o el remate en caso de que la deuda no fuera saldada o no se cumpliera con las condiciones de lo pactado; comprar a indígenas de otro sector derechos sobre una tierra que no le pertenece, para luego inscribir dicha venta en la Notaría de turno”. (Extracto del Informe). 

Informe – Los Huilliches del sur.

 

Los pueblos indígenas Aónikenk – Selk’nam – Yagán – Kawéskar

“Se trata de una gran tragedia. La más grande cometida contra los pueblos indígenas en el territorio chileno. Fue un proceso de exterminación lo que allí ocurrió. Se trata de un genocidio. En las últimas décadas del siglo diecinueve y las primeras del siglo veinte, la política de concesiones del Estado, la introducción del ganado lanar en las estepas del sur del mundo, condujeron a la eliminación física de buena parte de los Aónikenk, a la totalidad de los Selk’nam y a prácticamente todos los pueblos canoeros, Kawésqar y Yagán. La historia que aquí se relata debería servir para que «nunca más» ocurran estas violaciones masivas de los Derechos Humanos en nuestro territorio”. (Extracto del Informe). 

Informe – Los pueblos indígenas Aónikenk – Selk’nam – Yagán – Kawésqar.

 

El Informe elaborado por el grupo de trabajo de revisión histórica fue adoptado en su integridad por los comisionados, y se incluyó en la primera parte del Informe final de la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato.

Informe final de la Comisión de Verdad y Nuevo Trato.